PRIMAVERA METEOROLÓGICA 2021
01-06-2021
Ayer día 31 de mayo finalizó el que se conoce como primavera meteorológica, que corresponde a los meses de marzo, abril y mayo. ¿Cómo se ha comportado este año 2021? Muy irregular, con constantes cambios de tiempo. No hemos enlazado más de una semana consecutiva con la misma masa de aire, pasando de vientos del sur, del norte, pero sin olvidarnos de los ponentes y levantes. Sin duda, ha habido fenómenos para todos los gustos, pero con datos curiosos que a continuación se explicarán.
Seguro que habréis oído que el Mediterráneo es muy irregular, con años muy lluviosos y otros que no lo son tanto. De hecho, si se echa un vistazo al pasado más próximo, se puede extraer que en Cataluña la primavera de 2018 fue muy lluviosa, la de 2019 muy seca, volvió a ser extremadamente húmeda en 2020 y en contraposición, la de 2021 se ha mostrado bien seca. La escasez de lluvias no se puede relacionar con anticiclón, sol y tranquilidad, ya que curiosamente se han vivido situaciones muy diversas.
Seguro que habréis oído que el Mediterráneo es muy irregular, con años muy lluviosos y otros que no lo son tanto. De hecho, si se echa un vistazo al pasado más próximo, se puede extraer que en Cataluña la primavera de 2018 fue muy lluviosa, la de 2019 muy seca, volvió a ser extremadamente húmeda en 2020 y en contraposición, la de 2021 se ha mostrado bien seca. La escasez de lluvias no se puede relacionar con anticiclón, sol y tranquilidad, ya que curiosamente se han vivido situaciones muy diversas.
Uno de los hechos destacados de esta primavera meteorológica, ha sido el continuo cambio de masas de aire, pasando de entradas de frío, procedentes del norte a la llegada de masas de origen sahariano que venían del sur, en el que se podría considerar una primavera de dientes de sierra. Esta época del año suele tener constantes cambios, pero el resultado final de la primavera meteorológica ha sido un marzo con temperatura superior a la habitual y un abril y mayo con registros de temperatura inferiores a los que tocarían, siempre con alguna excepción puntual. En este sentido se quiere remarcar la gran cantidad de heladas tardías, que, hasta bien avanzado en abril, afectaron los puntos más fríos de la geografía peninsular.
También ha sido una temporada muy borrascosa, pero con una distribución de las lluvias fuerza anómala. Por ejemplo, en puntos del sureste Peninsular, zonas habitualmente poco lluviosas, las cantidades acumuladas ya superan los 300 litros. En cambio, en algunos puntos de la costa de Barcelona apenas se superan los 100 mm, con una disminución notable de la precipitación y de la presencia de tormentas. Este aumento de la cantidad de lluvia acumulada en zonas de Andalucía Oriental, Murcia o Comunidad Valenciana es debido a los vientos del nordeste, que son más favorables a aportar humedad del Mediterráneo de Valencia hacia el sur. Estos vientos suelen aportar poca precipitación en Cataluña, ya que su recorrido no recoge humedad del propio mar.
En el anterior párrafo se comentaba la llegada continuada de perturbaciones, pero este hecho no significa que las precipitaciones sean abundantes partes, ya que la dirección de los vientos tendrá la última palabra. Lo que sí que no ha faltado a la cita ha sido la nubosidad, en muchos casos abundante y que ha permitido que la insolación de esta primavera meteorológica haya sido anormalmente baja, claramente inferior al habitual. En este sentido destaca el episodio de polvo sahariano y nubes que se registró durante el mes de marzo, ya que en algunas zonas de la Península estuvieron hasta 10 días sin ver el sol.
¿Y cuáles son las tendencias para el próximo verano? Si la primavera meteorológica ha sido dinámica y cambiante, la llegada del mes de junio podría suponer un cambio destacable en la distribución de los anticiclones y las perturbaciones. El primer tramo de junio sería tormentoso, pero parece que las altas presiones se irán imponiendo con el paso de los días. Esta situación se podría alargar julio y buena parte de agosto, con perspectivas de nuevos cambios a partir de finales del último mes. En general no se esperan precipitaciones demasiado abundantes, pero esto no significa que no debamos tener algunas situaciones de chubascos. Asimismo, si la temperatura de abril y mayo ha sido inferior a la habitual, la presencia del sol y de masas de aire más cálidas, provocará que la temperatura sea superior a la media a lo largo del próximo verano. En este sentido se adjuntan dos mapas de anomalía de precipitación y de temperatura para el mes de junio al conjunto del continente europeo.
Marc Martínez Cazalla
Marc Martínez Cazalla