Un halo solar es un fenómeno óptico atmosférico consistente en la formación de una circunferencia alrededor del sol, captada fácilmente a simple vista. Su formación se debe a algo tan sencillo como la refracción de la luz visible. Para ello se necesitan varios elementos claves que facilitan su formación.

La presencia de nubes altas de tipo cirrus, situadas a más de 5.000 metros sobre la superficie dónde la temperatura es considerablemente más baja que en capas inferiores, por lo que están formadas por pequeños cristales de hielo hexagonales.

Gracias a la presencia de estos pequeños cristales de hielo, se produce la refracción de la luz solar con un ángulo de 22º, generando un círculo luminoso, el halo solar. Curiosamente, este halo suele recordar al arco iris porque también es posible ver colores en su círculo, con un borde más rojo en su interior, ya que la luz roja se desvía menos que el resto de colores. Además, existen halos de mayor tamaño, conocidos como halos de 46º.

Existe un tipo de halo, más característico y difícil de ver, que son los halos complejos. Por un lado, el halo puede contener un parhelio en cada esquina. Un parhelio se produce por el mismo proceso que el halo, pero se manifiestan como manchas brillantes a la izquierda o derecha, junto a un halo o sin él. Por otro lado, y para complicar más el fenómeno, se pueden producir halos dobles, formados por un halo de 22º y otro de 46º.

La aparición de este fenómeno óptico no está relacionada con una hora u otra de aparición, de hecho, se pueden producir durante la noche. Para ello, será necesaria, aparte de la presencia de nubes altas formadas por cristales de hielo, la luz lunar. Cuando la luna está próxima a estar llena o lo está, se puede producir el fenómeno, lo que conoceríamos como halo lunar.

Los halos solares o lunares son muy comunes en los lugares más fríos y gélidos del planeta. No obstante, si las condiciones meteorológicas son favorables, pueden disfrutarse en cualquier otra parte del mundo. Evidentemente, al necesitar temperaturas negativas en altura, son más típicos en los meses de invierno.

Aunque actualmente está demostrado el proceso de formación de los halos solares, se conocen varias leyendas y mitos que en el pasado explicaban su presencia. Por ejemplo, los antiguos mayas lo interpretaban como un pronóstico de lluvia, cuya intensidad se preveía mayor cuanto mayor fuera la intensidad del color en el disco. En la mitología griega se explica su procedencia basándose en una antigua leyenda del rey Ixión, condenado por Zeus a girar por el cielo eternamente.   

Existen otros fenómenos y efectos ópticos que la naturaleza nos regala durante unos minutos. Un efecto óptico similar son las coronas, formadas alrededor del sol, pero con origen debido a la difracción de la luz provocada por gotitas de agua y que normalmente puede confundirse con facilidad con un halo solar. La lista es amplia, desde iridiscencias, pilares de luz, paraselenes o el conocido por excelencia, el arcoíris. Sin duda momentos perfectos para inmortalizar la naturaleza en todo su esplendor.



Miguel Álvarez
TAIKOMETEOROLOGIA, S.L.